Una pálida sombra más blanca Nos saltamos el baile de cortejo y empezamos con volteretas en el suelo. Me sentía un poco mareado. La multitud pedía más. La habitación sonaba cada vez más fuerte, mientras que el techo se fue volando. Cuando gritamos por otra copa, el camarero trajo una bandeja.
Y era tan tarde, mientras el molinero contaba su historia, que su rostro, en un primer momento solo fantasmal, se volvió una de pálida sombra más blanca. www.inglesdivino.com Ella dijo que no hay motivo. Y la verdad es fácil de ver que yo vagaba por mis cartas. No la dejaría ser una de las dieciséis vírgenes vestales. ¿Quién va ir a la costa? E igual que mis ojos estaban abiertos, igualmente podían haber estado cerrados.
Y era tarde, mientras el molinero contaba su historia, que su rostro, en un primer momento solo fantasmal, se volvió una de pálida sombra más blanca. |